20.12.06

Ray Harryhausen y el vellocino de oro



¿Quién no tiene clavados en la retina a los truculentos esqueletos de Jasón y los argonautas? ¿O a la malparada medusa de Furia de titanes? ¿O a la estatua de seis brazos con sus seis sables de El viaje fantástico de Simbad? Pues todas estas criaturas fueron concebidas por un artista que trabajó en distintas producciones fantásticas y de aventuras, y cuyo nombre quizá no sea muy popular, pero que desarrolló un estilo propio y realizó una gran aportación al cine. Éste no es otro que Ray Harryhausen (29 de Junio de 1920, Los Ángeles).
Su universo particular se diferencia con toda claridad de cualquier otro tipo de “efecto especial”. Pensemos en un momento en la película original de King Kong ( Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper, 1933), con unos efectos especiales a cargo de Willis O’Brien (que fue su más grande fuente de inspiración tras ver esta película), éstos pueden darnos una primera aproximación de lo que Harryhausen desarrollaría durante toda su carrera.
Pues ni corto ni perezoso se lanzó al estudio de la fotografía, la escultura y, más tarde, la dirección artística y la dramaturgia. A principios de los cuarenta trabajó en una serie de cortometrajes de animación llamados The Puppetoons (que según dicen inaugura la animación tridimensional en los USA ). Tras intervenir en la Segunda Guerra Mundial, le llega la gran oportunidad de trabajar con el propio Willis O’Brien en lo que puede considerarse una segunda parte de King Kong con un tono más familiar: King Kong, El gran gorila ( Mighty Joe Young, Ernest B. Schoedsack, 1949).
A partir de este momento comienza la andadura de Harryhausen por el mundo del cine, tanto como responsable de los efectos especiales, como productor, ayudante de realización e incluso guionista (nunca acreditado). Podemos dividir su filmografía en dos vertientes: la Ciencia Ficción y la Aventura Fantástica.
En cuanto a Ciencia Ficción encontramos:
· El monstruo de tiempos remotos (The Beast from 20.000 Fathoms. Eugène Lourie, 1953), It Came from beneath the sea (Robert Gordon, 1955), Earth vs. the Flying saucers (fred Sears, 1956), Twenty Millions Miles to Earth (Nathan Juran, 1957), La isla misteriosa (Mysterious Island. Cy Endfield, 1961) y La gran sorpresa (The first man in the moon, Nathan Juran, 1964).

Si hablamos de Aventura Fantástica:
· Simbad y la princesa (The Seventh Voyage of Sinbad, Nathan Juran, 1958), Los viajes de Gulliver (The Three Worlds od Gulliver. Jack Sher, 1960), Jasón y los argonautas (Jason and the Argonauts. Don Chaffey, 1963), The Valley of Gwangi (James O’Connelly, 1968), El viaje fantástico de Simbad (The Golden Voyage of Sinbad. Gordon Hessler, 1973), Simbad y el ojop del tigre (Sinbad and the eye of the tiger. Sam Wanamaker, 1977) y Furia de titanes (Clash of the Titans. Desmond Davis, 1981).
Harryhausen creó su propio universo combinando diversos aspectos mitológicos, pero en su mayor parte los de la mitología griega y Las mil y una noches, y éstas a su vez combinadas entre sí para crear una fusión de criaturas míticas (un cíclope-minotauro, un grifo medio león medio águila…). Este es el mayor encanto de sus producciones, basadas en un gusto imaginativo propio y una épica constante, que desarrollan todas las características propias de la aventura fantástica sin desentonar con la inclusión de su universo personal. No son producciones que buscan innovar técnicamente o visualmente dentro de la historia del cine, pero sí que lo hacen en cuanto a concepciones estéticas, mentales o imaginativas. Algo que le funcionaria a la perfección a George Lucas para su Star Wars y todo lo que surgió después.
“Ojalá hubiese sido un hombre de negocios tan bueno como George Lucas. Yo estaba tan metido en las películas que olvidé el tema económico. Todos los derechos de mis películas están en manos de productoras; aún así de vez en cuando me llega un poquito de dinero. Pero si hubiera sido más cuidadoso en el pasado, ahora sería un playboy rico viviendo en la Riviera Francesa”.
Su técnica (un sistema propio de efectos especiales llamado Dynarama) se iniciaba con el dibujo de los bocetos que posteriormente se convertían reducidas figuras de yeso y se animaban mediante el procedimiento Stop Motion. Para esto se debía animar la figura fotograma a fotograma (24 veces por segundo) para luego insertarla en la película ya filmada mediante distinto efectos ópticos. En los tiempos que corren sus efectos no tendrían cabida, ahora tienen el aspecto de una película de serie B, los efectos digitales que tanto se asemejan a la realidad les han quitado el puesto. Por eso mismo ahora los valoro mucho más. El efecto digital no es mágico. Por asemejarse tanto a la realidad pierde todo encanto irreal que es la base de la fantasía. Incluso los movimientos fluidos que vemos actualmente en las pantallas de cine dejan de ser cine propiamente dicho para ser realidad (recordar como se movían los esqueletos de Jasón y los argonautas). “El Stop Motion confiere a la fantasía la apariencia de un sueño. Si la fantasía parece real, estás matando su esencia”( Ray Harryhausen, Filmfax nº 38).O como diría Roger Ebert en un artículo sobre El mago de Oz (George Cukor, 1939) “Los efectos especiales modernos muestran exactamente lo imaginativos que pueden llegar a parecer; los efectos de entonces mostraban lo que pensábamos de ellos”(Roger Ebert, Las mejores películas. Vol.1).
Al finalizar Furia de titanes empezó a considerar que los tiempos habían cambiado: el cine se convertía cada vez más en un negocio, los gustos del público variaban según la moda y sus trucajes se veían cada vez más obsoletos con el cine digital. Así, renunció a varios proyectos entre los que se cuentan una nueva película de Simbad, La Odisea o La divina comedia. “Harryhausen desde entonces robustece más y más su condición de intocable mito del cine. Como suele ocurrir, a menor trabajo mayor reputación” (Carlos Aguilar, La espada mágica).
Quizá cuando Harryhausen muera (se merece la inmortalidad) se gane algún tipo de premio honorífico (le fue entregado ya el Gordon E. Sawyer Award por toda su carrera y tiene una estrella en el paseo de la fama) o tan solo un articulo de prensa o quizá un par de minutos en televisión… sea lo que sea nunca podremos devolverle con suficiencia todo el trabajo que nos ha legado. Harryhausen es un niño grande que reflejó su forma de ser en un juramento que realizó con su buen amigo el escritor Ray Bradbury “Prometemos que nunca nos haremos mayores y siempre amaremos los dinosaurios”.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Bienvenido al mundo de los blogs!! pff se nota que dominas de cine tío, pero tampoco te pases con las parrafadas! jaja, madre mía, pa' leérselo todo... uff!

Meri Vicki dijo...

Hola!

Menuda parrafada!! Mi cerebro a estas horas solo piensa en relax y en el próximo número del Cosmopolitan.

Bienvenido a la blogsfera esa redonda que gira por el mundo de internet!

Anónimo dijo...

De que bas puto intelectual te bamods a cortar los Guebos

ns da asko tu blog

Anónimo dijo...

jajajaja... en mi caso creo que será mejor no escribir mucho.. creo que ya hay suficiente con lo tuyo!
Un saludo!

Anónimo dijo...

joer que parrafada... un entendido en cine con libertad total para hablar puede ser muy peligroso como has dejado claro...

Kike dijo...

Si te mola Ray Harryhausen, puedes entrar en mi blog sobre él: Harryhausen.blogspot.com